Calles de Chimalistac

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Algunas tomas de las calles de Chimalistac

Por su ubicación en la Ciudad de México, y su interesante pasado, la zona de Chimalistac representa el nexo entre Coyoacán y San Ángel, sitio cuya actual tranquilidad y deliciosa placidez, contrasta con la importancia que ha tenido en algunos hechos significativos de la cultura mexicana.

Chimalistac recibe su nombre de una antigua población prehispánica llamada Temalistac, que significa donde se talla la piedra de sacrificios, y según cuentan los cronistas fue en este lugar donde se labró la mundialmente famosa Piedra del Sol o Calendario Azteca.

Posteriormente, en el siglo XVII, los frailes carmelitas desarrollaron una extensa propiedad agrícola a lo largo del cauce del Río Magdalena. En esa rica huerta perteneciente al Convento del Carmen se construyeron además de importantes obras de riego, varios puentes de piedra volcánica que aun se yerguen sobre el cauce seco de lo que era un río y hoy es una calle, el Paseo del Río. Cuentan las leyendas que para ensayar sus sermones, los frailes recitaban en lo alto de uno de los puentes y tenían que vencer con su voz el murmullo del agua esto pudiera ser correcto, ya que en uno de los puentes que se hoy en día podemos apreciar se observa un pulpito, una situación extraña para este tipo de construcciones.

Otro legado artístico que dejó esta orden religiosa al lugar fueron dos capillas, ya que era tradición entre estos religiosos el construir varias capillas a donde se pudieran retirar los frailes para orar en soledad. Estas dos capillas son las de San Sebastián Mártir que cuenta un pequeño pero no menos bello altar barroco que ve de frente una agradable plaza con una fuente y una cruz de piedra. Otra de las construcciones carmelitas es la Capilla del Secreto, similar a la del Desierto de los Leones. Esta capilla aprovechaba su singular acústica en la que al hablar en un rincón se escucha en el opuesto, para realizar disertaciones sobre la fe.

Durante el siglo XIX, estas huertas fueron expropiadas de la Iglesia y vendidas a particulares, cuando surgieron la Hacienda de Chimalistac así como varias casas y pequeñas propiedades, dentro de las que destaca la que inspiró a la novela Santa del escritor Federico Gamboa, la versión mexicana del clásico de Alejandro Dumas, La Dama de las Camelias. Mas tarde, en el siglo XX, Chimalistac, al igual que sus vecinas Coyoacán y San Ángel quedó dentro de la Ciudad de México, pero conservo su belleza y tranquilidad de antaño al integrar los ricos testimonios arquitectónicos de su pasado a un arquitectura bien cuidada y armoniosa con su entorno.

Fuente :www.indaabin.gob.mx


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